Son dos pedacitos,
trocitos de nube de un
amanecer,
trocitos de nubes que quieren volar.
Por eso las quiero, las
llevo en mi alma
porque ellas supieron
llamarme papá.
Dos hijas queridas colmaron
mi vida
de amor, de ternura, de
felicidad,
y ahora con los años me
invade una pena
por toda la dicha que voy a
dejar.
Yo solo les pido no lloren
mi ausencia
las llevo conmigo en el
corazón
quisiera quedarme y se que
no puedo
porque es la bendita
voluntad de Dios.
El cielo, la luna, también
las estrellas
por buenas y bellas las
envidiarán
desde las alturas mirando
la tierra
yo seré un lucero que las
guiará.
Caminos de espinas a veces
de flores
su paso en la vida seguro
hallarán
senderos de gloria y
desilusiones
sólo mi recuerdo las
aliviaran.
Ellas son la aurora y la
primavera,
la ira del día, después
plenitud,
amor sin distancia, orgullo
de un padre
que siempre las tuvo como
única luz.
El cielo, la gloria,
también las estrellas
por buenas y bellas las
envidiarán.
Desde las alturas mirando
la tierra
yo seré un lucero que las
guiará
Bis
Desde las alturas mirando
la tierra
yo seré un lucero que las
guiará
Leandro Casimiro Noriega
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